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Bienvenidos a mi refugio.

Espero que a todos os guste y os sintáis cómodos. Para mi primera entrada subo y os explico el programa Calibre.

Calibre sirve para pasar archivos en formato .doc o .pdf a formatos que lee los ebooks, y viceversa. Ésta versión es portátil por lo que no hay que instalarla, simplemente abrís el archivo .exe, añadís los libros que queréis y le dais a convertir.

Os dejo un vídeo tutorial, que quizá pueda aclarar las posibles dudas que aparezcan:

Y aquí os dejo el enlace para bajaros el programa:


P.D. ¡Se admiten sugerencias! Si queréis que encuentre y suba algún libro no dudéis en ponerlo en los comentarios.

lunes, 4 de mayo de 2015

Historia larga de One Piece: Fukano Densetsu (La leyenda imposible) - Cap. 3

Disclaimer - One Piece y sus personajes pertenecen a Eiichiro Oda

Fukanō Densetsu

Capítulo 3.- La extraña aldea.

La tripulación se puso en marcha. Todos juntos se adentraron en el bosque pero primero Nami ordenó que nunca los débiles se separasen de los fuertes para evitar pérdidas innecesarias. Por lo tanto los agrupó en posibles parejas en caso de que se llegaran a separar.

- Teniendo en cuenta nuestra situación actual creo que deberíamos formar parejas por si acaso nos tuviésemos que separar.- dijo seria Nami.- Así que así serán las parejas: Robin con Zoro, Chopper y Usopp con Sanji. Por último Luffy irá conmigo.

-¡¡MARIMO MIERDOSO!! ¡¡DEVUÉLVEME A MI ROBIN-CHWAN!!- gritó Sanji llorando.

- Ha sido decisión de Nami, si tienes algún problema, díselo a ella, ero-cook- retó Zoro.

-¡¡Nami-swaaaaann!! ¡Mellorine! ¡Quiero ir contigo de exploración romántica buscando un hotel donde desatar nuestro amor!- exclamó Sanji acercándose a Nami con corazones alrededor.

La navegante solo lo miró con mala leche y lo ignoró.

- Así que ya sabéis con quien tenéis que iros en el caso en que nos tengamos que separar o huir. ¿Lo entendéis, Luffy, Zoro?- preguntó Nami con un aura negra.

- Bruja, yo no soy como el inepto de nuestro capitán. En caso de separación, iré con Robin.- dijo Zoro.

- Oi Zoro, ¡yo no soy inepto!- se quejó Luffy.- Yo voy con Nami, lo he entendido. Shishishi.-rió orgulloso el capitán.

Y con un problema resuelto siguieron caminando por el bosque. De pronto el grupo divisó en la lejanía una columna de humo enorme. Al ver la cantidad que había, fueron corriendo para ofrecer su ayuda. Lo que encontraron fue una granja envuelta en llamas que reducían rápidamente a cenizas el edificio entero. Enfrente de ella había una familia de tres miembros intentando desesperadamente apagar el fuego con tristes cubos de agua.

Nami se acercó un poco más y sacó el Clima Tact.

- ¡Rain Tempo!-exclamó la navegante creando nubes de lluvia encima de la granja y descargando un chaparrón que al momento ya había extinguido el fuego.

Cuando el incendio estuvo totalmente apagado, la familia se acercó a Nami con evidente nerviosismo. Eran tres, la madre, el padre y el abuelo. Pero lo que les llamó la atención fue que la mujer y el hombre estaban musculados al extremo además altísimos. En cambio, el anciano estaba decrépito pero no se estaba quieto, tenía una sonrisa bobalicona e iba enganchado del brazo de la mujer cual mono.

- ¡Muchas gracias, su excelentísima pelirroja!- exclamaron el padre y la madre inclinándose exageradamente.

En sus caras se notaba que tenían miedo, mucho miedo de Nami.

- De-de nada…- contestó aturdida la navegante.

- Por favor, por favor, perdónenos por causarle problemas. ¡Por favor! ¡No nos mate!- suplicó la familia postrada ante Nami.

- ¡Oi! Nosotros no vamos a… ¡Itee! ¿Nami? ¡Por qué me pegas!- se interrumpió Luffy por el súbito golde de la navegante.

- Calla Luffy, que esto podría ser ventajoso para nosotros.- le susurró en respuesta a su capitán.- No os haremos nada pero en agradecimiento por salvaros tenéis que complacerme en lo que necesite.- le dijo a la familia que todavía estaba postrada en el suelo.

- ¡Sí, Sí! ¡Lo que usted quiera, mi ama!- aceptó sin reticencias la familia.

- Muy bien. Lo primero de todo es: Dadme un millón de beris por salvaros.

- ¡OI!- gritaron Usopp y Zoro a la vez.

- ¡¡Nami-swaaaannn es tan bella cuando quiere dinero!!- dij Sanji dando vueltas alrededor de Nami con un torbellino por piernas y con corazones en los ojos.

- Pero su pelorrojísima…nosotros no tenemos tal cantidad de dinero…somos unos pobres granjeros a los que se les acaba de quemar lo único que tenían…- dijo el padre lastimeramente.

- Tch… entonces… ¿Qué tal cincuenta mil beris?- siguió apretando Nami.

- Lo único que tenemos con nosotros son diez mil beris su excelencia.- dijo la madre enseñando la bolsa que llevaba encima de dinero.

- ¡Qué pobres! Quedaos con eso, no quiero calderilla.- Nami dijo mirándolos con pena.- Lo segundo que quiero de vosotros es que nos llevéis a la aldea más cercana.

- Por supuestísimo, su  magnificiencia. Si tienen la bondad de seguirnos…- dijo complaciente la familia.

- ¡Vamos mis súbditos! Sigamos a estos plebeyos.-dijo Nami al resto de la tripulación.

- Ya se está pasando la bruja esta…-susurró Zoro.

Nami solo le dio un puñetazo y lo estampó en un árbol.

- ¡Oh dios mío! ¡Qué poder más terrorífico!- exclamaron el padre y la madre muertos de miedo.

- Vamos Zoro, no te quedes atrás que luego te pierdes.- dijo Luffy.

- ¡Urusai baka senchou! No necesito que alguien como tú me diga eso.- dijo cabreado el espadachín.

Todos siguieron a los granjeros. De repente el anciano se acercó a Luffy.

- ¡¡Holaa!! Uuhh qué sombrero más chuli. ¿Quiénes sois? ¿De dónde venís? ¿Qué coméis? ¿Cómo te llamas? ¿Cómo habéis llegado? ¿Vosotros también hacéis caca?

- ¡¡Nooo!!Calla, calla no molestes a sus excelencias. Por favor, perdónenos. Disculpad a mi hijo Jijima.- se disculpó y arrodilló el padre agachando al anciano con él.

- No pasa nada, no me molesta. Shishishishi.- dijo risueño Luffy.

- ¿¿¡¡¡HIIIJOOOO!!!??- gritó la tripulación flipándola al extremo.

- Sí, sus señorías. Es mi hijo. Preséntate muchacho.- dijo el padre.

- ¡Hola! Mi nombre es Jijima y tengo cinco años. ¡Yorosiku!- dijo el anciano felizmente. A pesar de su apariencia decrépita con la piel arrugada y pelo blanco, en sus ojos se podía apreciar inocencia y juventud.

- No puede ser…-dijo Chopper acercándose con curiosidad.

- ¡¡AAAHHH!! ¡¡UN MONSTRUOO!!- gritó la familia echando a correr.

- ¡Oi! ¡Esperad!- llamó Nami a los granjeros.- El monstruo es mi súbdito también. No temáis.- los tranquilizó.

- ¡¡Tú también Nami!!- exclamó Chopper llorando con los mocos colgando.

- Venga, vámonos. Continuemos la marcha. No olvidéis que tenéis que llevarnos al pueblo más cercano.- recordó Nami.

- ¡Vamos!  Su monstruosidad, después de usted.- se burló Usopp del pobre reno. Chopper salió corriendo detrás del tirador para pegarle por haberle dicho eso.

- ¡Nooo Chopper, no me pegues que aquí eres muy fuerte y podrías matarme!- rió Usopp.

Y la tripulación prosiguió su marcha hacia la aldea. Mientras se acercaban al pueblo comenzaron a ver gente, pero todo era muy extraño. Adultos musculados al límite y de unos dos metros de altura, mujeres y hombres por igual, trabajando el campo, ancianos y ancianas centenarios, bajitos y encorvados,  jugando a la pelota o al pilla-pilla... Pero lo más extraño y raro de todo era que había niños de apenas 5 años y no más de medio metro de altura en la puerta del pueblo y alrededor de sus murallas vestidos de uniforme, con espadas, lanzas y escudos.

La banda de los Sombrero de Paja estaban tan sorprendidos que no podían articular palabra alguna. Cuando se acercaron a las puertas del pueblo los niños-soldado les dieron el alto.

- ¡Quietos! ¿Quiénes son estos extraños?- le preguntó el guarda al padre de la familia.

- No son extraños, es nuestra ama Su pelirrojísima y sus súbditos.- contestó el padre.

- ¿¡”Nuestra ama”!? No digas tonterías, por las pintas que trae diría que parece una pilingui.- dijo el niño.

- ¿¿”Pilingui”??- dijo Nami con la vena marcada.- ¡Thunder Tempo!

Y apareció un rayo que fue directo hacia el guarda y lo socarró. El soldado se levantó del suelo y con terror en los ojos dijo:

- ¡¡Lo siento su excelentísima!! Rápido abran las puertas a su pelirrojísima.- ordenó. Mientras las puertas se abrían el guarda exclamó- ¡Youkoso a Yume no Mura!

- ¿El pueblo de nuestros sueños?- dijeron la tripulación con estrellas en los ojos.

Ante tal nombre todos empezaron a imaginar sus deseos.

Sanji imaginaba que el sitio estaría lleno de mujeres hermosas que querían pasar la noche con él.

- ¡¡MELLORINEEESS!! ¡¡ Venid con vuestro love cook!!- dijo Sanji lleno de corazones a su alrededor con sangre saliéndole de la nariz.

Nami estaba estática con el símbolo del beri por ojos.

- Montañas y montañas de beris…y todas para mí…- alucinaba la navegante.

Luffy se estaba deshidratando de tan cantidad de babas que estaba dejando caer desde su boca.

- ¡Niku! Un pueblo hecho de carne…niku…- soñaba despierto el capitán.

Chopper no se decidía entre dos sueños.

- ¡Algodón de azúcar! No,no… ¡Libros de medicina y medicamentos gratis! No, no… ¡Algodón de azúcar!...No, no…- repetía y repetía sin cesar con espirales en los ojos.

Zoro imaginaba un pueblo vago, todos durmiendo la siesta.

- Eso sería el paraíso.- sentenció Zoro.

En la mente de Robin se dibujaba una gran biblioteca y tenía la esperanza de que hubieran ruinas y con suerte un poneglyph.

- Jujuju…esto será interesante.- susurró la arqueóloga.

Usopp alucinaba con un pueblo en el que la gente lo reconociera y le pidiera que le contaran historias del Gran Guerrero del Mar Usopp-sama.

- ¡Yosh! Tengo que preparar historias increíbles para mis fans.- exclamó el tirador.

Cuando se abrieron las puertas todos quedaron boquiabiertos mientras Zoro afirmaba con la cabeza:


- Exacto, como yo decía, el paraíso.

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