BIENVENIDOS

Bienvenidos a mi refugio.

Espero que a todos os guste y os sintáis cómodos. Para mi primera entrada subo y os explico el programa Calibre.

Calibre sirve para pasar archivos en formato .doc o .pdf a formatos que lee los ebooks, y viceversa. Ésta versión es portátil por lo que no hay que instalarla, simplemente abrís el archivo .exe, añadís los libros que queréis y le dais a convertir.

Os dejo un vídeo tutorial, que quizá pueda aclarar las posibles dudas que aparezcan:

Y aquí os dejo el enlace para bajaros el programa:


P.D. ¡Se admiten sugerencias! Si queréis que encuentre y suba algún libro no dudéis en ponerlo en los comentarios.

lunes, 27 de julio de 2015

Historia larga de One Piece: Fukano Densetsu (La leyenda imposible) - Cap. 9

Disclaimer - One Piece y sus personajes pertenecen a Eiichiro Oda

Fukanō Densetsu

Capítulo 9.- Puesta en marcha.

Gaishomaru los condujo a todos a su despacho y se sentó tras su escritorio.

-Como os he dicho antes, mis queridos invitados ¡ALERTA!, os aconsejo e insisto encarecidamente, que abandonéis la isla por vuestro propio bien y el de vuestro camarada. ¡ALERTA! El Demonio lleva tiranizando la isla desde el tiempo de nuestros bisabuelos, no podemos salir de la isla ni pueden entrar en ella, si no seguimos sus normas y leyes somos sacrificados por el bien mayor, la "paz".- explicó el alcalde con lágrimas contenidas.

- ¡No nos vamos a ir de aquí hasta que rescatemos a nuestro nakama!- dijo Luffy- ¡IKEEEEEEE!- gritó corriendo y estrellándose otra vez y cayendo inconsciente de nuevo.

- Kami-sama, dame fuerzas, porque todavía me cargo a este capitán…- murmuró Nami con la vena marcada y con los puños apretados.

- ¿Cómo podéis arriesgaros tanto por una sola persona pudiendo arreglar este problema sin luchar?- preguntó el niño confundido.

- ¡Luchamos por todos!- exclamó Luffy levantándose.- ¡Por nuestros nakamas, por vosotros! ¡No podemos dejaros así! Además, me cae mal ese baka demonio- refunfuñó el capitán.

- Queridos visitantes…-dijo el alcalde con los ojos brillantes.- Entonces si queréis seguir adelante y derrotarlo, la villa y yo estaremos eternamente agradecidos y…

- ¿Habrá recompensa monetaria? ¿Un millón de beris? ¿Cincuenta millones?- interrumpió Nami cayéndosele la baba y con beris en los ojos.

- ¡Oi!- dijo Usopp- No podemos cobrarles por ayudarles, me basta con que canten las hazañas del Gran Guerrero del Mar, ¡el Capitán Usopp-sama!- soñó el tirador mientras los demás seguían hablando.

-…os voy a dar algo que quizá pueda seros de ayuda llegado el momento. ¡Pero no lo abráis hasta que lo necesitéis! ¡ALERTA!- continuó Gaishomaru.

El niño saltó de su silla y salió por una puerta contigua del despacho. A los pocos minutos volvió a aparecer con una maleta en la mano.

- Su excelentísima pelirroja, aquí tiene el arma secreta. ¡ALERTA!- dijo entregándole el paquete a Nami.

- Muchas gracias alcalde. ¡Minna! ¡Vámos a rescatar al baka kenshin! Usopp, Chopper, coged a Luffy e intentad reanimarlo por el camino.- ordenó Nami. Acto seguido salió por la puerta dirigiéndose a la calle.

Una vez fuera y mientras los dos nakamas intentaban despertar al capitán, la navegante hablaba con Robin para decidir qué hacer.

- Mientras nuestro gran y genial capitán- Nami comentó con sarcasmo- consigue volver a la vida, ¿qué deberíamos hacer, Robin?- preguntó a su compañera.

- Bueno Nami, primero tendremos que despertar a Sanji y que nuestro doctor-san busque su tipo de sangre.- razonó Robin.

- ¡Oh mierda! ¡Me había olvidado de Sanji-kun! Hay que decirle lo que ha pasado y buscar todos a quienes se han llevado al baka kenshin.- dijo Nami.

- Chopper-san, nos hemos olvidado de nuestro querido cocinero, ¿podría ir a traerlo? Mientras tanto Usopp puede ir a pedirle a Gaishomaru-san sangre de su tipo.- pidió Robin con voz melosa.

Los aludidos asintieron y volvieron dentro de la casa dejando a Luffy algo confuso pero despierto sentado en el suelo. Nami y Robin quedaron hablando sobre cómo abordar la situación. Al cabo de unos minutos aparecieron Chopper y Usopp con Sanji algo desorientado, seguidos del niño-alcalde.

- Estimados visitantes, vuestro monstruo…eehh doctor, me ha pedido bolsas de sangre para vuestro cocinero ¡ALERTA! Si me esperan un minuto voy al consultorio médico que está aquí al lado.- les dijo Gaishomaru mientras tomaba camino hacia la izquierda de la casa.

Robin, Nami, Chopper y Usopp pusieron al día a Sanji tan bien como pudieron o más bien como pudo entender el pobre cocinero. Poco a poco iba despejándose y acabó riéndose de su nakama.

- ¡HAHAHAHAHA! ¿El kuso kenshin ha sido secuestrado? ¡Pufff hahahahaha! Esto se lo recordaré toda la vida.- prometió Sanji cuando ya pudo pensar con claridad.

Cuando terminaba de burlarse, llegó el alcalde con un saco grande que estaba llena de bolsa de transfusiones. Se la entregó a Chopper y dijo:

- Aquí tenéis sus ilustrísimas ¡ALERTA! Espero que mi ayuda sea de utilidad. Recordad sólo abrir la maleta cuando sea de absoluta necesidad.- apuntó con el dedo a Nami que llevaba el bulto.- Otra cosa más, ¡ALERTA! El demonio y sus secuaces viven en la montaña más alta de la isla, justo detrás del ayuntamiento, más allá de la muralla ¡ALERTA!- explicó el niño.

Todos se volvieron en ese instante localizando su destino. La montaña estaba, efectivamente, detrás de la mansión. Desde allí podían apreciar una obertura justo a mitad de la subida.

- Alcalde-san, ¿sabría usted cómo podemos llegar hasta esa montaña?- preguntó Robin.

- Desde luego, desde luego. Síganme, por favor ¡ALERTA!- guió a la banda alrededor de la casa hasta llegar a la muralla.- Ahora, silencio, nadie conoce esta entrada a la villa, es muy antigua de los tiempos de mi bisabuelo cuando todavía se atrevían a desafiar al demonio…- susurró temeroso Gaishomaru.

El alcalde, casi temblando de miedo, alargó la mano y accionó algún mecanismo secreto de la pared. Poco a poco se fue abriendo una puerta de metro y medio de alto.

- ¡Rápido! Antes de que les vean, ilustrísimas. ¡ALERTA! Mucha suerte y gracias de todo corazón. ¡Esperamos noticias pronto y buenas!- dijo el niño cuando todos pasaron y cerró la puerta que volvió a ser muralla en un santiamén.

Los Sombrero de Paja volvieron la vista y miraron hacia la montaña. Parecía enorme desde esa distancia y no había camino. Deberían abrirse paso por la vegetación y las rocas escarpadas para llegar a su destino.


¿Qué les aguardará en su destino? ¿Qué peligros habrá en el camino?

Historia larga de One Piece: Fukano Densetsu (La leyenda imposible) - Cap. 8

Disclaimer - One Piece y sus personajes pertenecen a Eiichiro Oda

Fukanō Densetsu

Capítulo 8.- La damisela en apuros.

Todo estaba en silencio. La banda dormía la mona a rienda suelta. Zoro en una cama, Robin en la de matrimonio. Sanji soñando con mellorines en la cama pequeña y Chopper y Usopp abrazados en la grande. Nami dormía profundamente espatarrada en la cama mientras Luffy había caído, probablemente empujado por la navegante durante el sueño, y roncaba audiblemente.

De repente se oyeron golpes, un grito, más golpes y luego silencio. Se despertaron con el jaleo y corriendo hacia la habitación donde se habían originado los ruidos. Todos llegaron y se encontraron con una Robin inconsciente con una herida en la cabeza, la habitación patas arriba y Zoro no estaba por ningún lado.

- ¡Zoro! ¡Robin! -exclamaron Usopp y Chopper.

Entraron a la habitación corriendo y se agacharon al lado de la arqueóloga. Después entraron Luffy y Nami en tromba (al parecer Sanji seguía k.o. por las drogas). La navegante se fijó en un papel que estaba clavado en la pared con un cuchillo y se acercó a él con curiosidad.

- Minna, aquí hay una nota de los que han entrado, al parecer se han llevado a Zoro por haber irrumpido en su isla. Y que si lo queremos de vuelta debemos irnos por donde hemos venido. Está firmado por "El Demonio"- explico Nami mientras leía.

- ¡Pues ya tiene huevos de secuestrar al cabeza melón!...-comentó la pelirroja.

- ¡Oi!- exclamó Usopp.- ¡Que al pobre lo han secuestrado!

Chopper seguía atendiendo a Robin que poco a poco iba recuperando la consciencia. Nami se había acercado a Luffy y le entregaba la hoja para que la leyera él mismo.

- Cuidado Robin, tienes una herida muy fea en la cabeza.- dijo el reno cuando la morena intentó incorporarse.

- ¿Qué ha pasado...?- preguntó mirando alrededor-¿dónde está Zoro?

- El demonio os ha atacado, se ha llevado a Zoro y nos ha dejado una nota.- explicó el tirador.

- ¡HAY QUE SALVAR A ZORO!- exclámó Luffy exaltado.

- Ahora tendremos que salvarle nosotros, los débiles…jujujuju.- rió Usopp por lo bajo muy pagado de sí mismo.

Los demás ignorándole, siguiendo con la nota y discutiendo qué podían hacer.

- ¡ALERTA! ¿Qué ha pasado, qué es este jaleo?- apareció corriendo el alcalde por el pasillo acompañado de varios guardias.

Cuando llegó a la puerta Nami le dio la nota y el niño la leyó con cara de miedo.

- Me lo temía...el demonio no podía dejaros impunes por entrar en su isla... ¡ALERTA!- dijo Gaishomaru.

- ¡Tenemos que irnos de aquí! Así nos devolverá a Zoro y mi enfermedad de vámonos-de-aquí-rápido-o-moriremos se curará.- resupo Usopp con las piernas temblándole.

- Oi Robin, ¿estás bien?- preguntó Chopper a la arqueóloga cuando esta empezó a tambalearse.

- Sí, sí…no te preocupes en breve estaré como nueva.- Robin contestó un poco mareada.

- ¡Zoro ha sido secuestrada por el demonio de esta isla y ha dejado una nota diciendo que si nos vamos por donde hemos venido, Zoro volverá a nosotros...!- lloriqueó el médico sorbiéndose los mocos.

- Minna, ochitsuite. Tenemos que pensar con cuidado lo que vamos a hacer. Hay que tranquilizarse y urdir un plan. Luffy, ¿qué opinas senchou-san?- preguntó Robin.

Luffy estaba de pie en el mismo lugar con la cabeza agachada, el sobrero de paja le tapaba la cara. No contestó.

- Luffy, ¿qué quieres hacer?- preguntó Nami a su capitán.

- ¡AAAAARRRRRRGGG!- gritó el capitán de repente.- ¡VAMOS A SALVAR A ZORO!- salió corriendo hacia la ventana dándose un golpe contra el marco y cayendo inconsciente al suelo.

- ¡LUFFY!- gritaron todos con una gota cayéndoles por la cabeza.


- ¡ALERTA! Os doy un consejo, iros de la isla si queréis ver a vuestro amigo con vida. Pero si de verdad os vais a enfrentar a él creo que puedo ayudaros…- dijo misteriosamente Gaishomaru sin hacer caso del capitán.

Historia larga de One Piece: Fukano Densetsu (La leyenda imposible) - Cap. 7

Disclaimer - One Piece y sus personajes pertenecen a Eiichiro Oda

Fukanō Densetsu

Capítulo 7.- La fiesta de gala

Nami salió de la habitación oyendo al salir cómo se levantaba y entraba al aseo.

- Mmm... Así que necesita otra ducha...no es tan tonto como pensaba- se dijo a sí misma cerrando la puerta.

La navegante se dirigió a las otras habitaciones para llamar a sus nakamas y bajar todos juntos a la fiesta que el alcalde había preparado en su honor. Todos estaban listos, muy elegantes, incluso Sanji, aunque parecía que iba un poco grogi.

- Chopper, ¿qué le pasa a Sanji?- preguntó un poco preocupada.

- Para evitar un desangramiento mortal esta noche, le he dado un calmante, para que no se emocione tanto.- contestó el médico.- pero hay que encontrar urgentemente su tipo de sangre ya que no puedo mantenerlo drogado toda su estancia en la isla.- terminó apenado el reno.

Cuando todos se reunieron, tocó la puerta de su habitación llamando a Luffy. El capitán salió al momento, pero cuando vio a Nami puso cara rara y se fue a reunir con Zoro.

- Navegante-san... ¿qué le pasa a senchou-san? Jujuju- preguntó Robin en voz baja.

- No se...sólo me he vengado. Quizá está integrando los nuevos conocimientos sobre su cuerpo y lo que una mujer puede hacerle muajaja- susurró malvadamente Nami.

Todavía riéndose por lo bajo, las dos mujeres pasaron por delante de unos hombres desconcertados y uno nervioso, y bajaron las escaleras por las que ya subía jaleo de la fiesta.

Cuando llegaron abajo se encontraron con que toda la gente que estaba al alcance de su vista vestía traje de baño. Los abuelos, niños y adultos forzudos iban con una algarabía de colores en sus cuerpos con bikinis, trikinis, bañadores extraños y bañadores normales. Y para más inri, a lo lejos sonaban chapoteos.

- Pero qué narices está pasando aquí...- susurró Nami.

- ¡NIKUUU!- exclamó Luffy y saliendo corriendo en cuanto olió la carne.

- ¡Luffy! ¡Ni se te ocurra estropear al traje! Quítatelo si piensas bañarte.- ordenó la navegante. El capitán sólo la miró, asintió con nerviosismo y se fue corriendo.- Robin, vamos a buscar a Gaishomaru-san para preguntarle qué pasa aquí.

- Claro, navegante-san.- contestó la arqueóloga sonriendo.

Las dos se internaron en la muchedumbre dejando a los demás pasmados entre tanto bañador. Anduvieron un rato viendo cómo era aquello: todo el mundo semidesnudo, muchos de ellos mojados porque habían montado una piscina en la plaza del ayuntamiento y varias barbacoas a lo largo de la casa y fuera. Al cabo de unos minutos encontraron al alcalde hablando con algunos aldeanos y comiéndose un buen trozo de carne.

- ¡Buenas noches, Gaishomaru-san!- saludó Nami

- ¡Buenas noches! ¡ALERTA! ¿Están disfrutando de la fiesta en su honor, mis visitantes? Pero... ¿qué hacen tan vestidas? ¿Es que no se quieren bañar?- preguntó confundido el niño.

- Sí estamos disfrutando... unos más que otros...-dijo mirando de reojo a un Luffy en calzoncillos saltando en la piscina de fuera.-Lo que pasa es que nadie nos dijo que teníamos que vestirnos para una fiesta de piscina.- lo miró duramente.

- ¡Pero es que es una fiesta de gala! No me dijeron que no sabían que era eso...- contestó apenado el alcalde.

- ¡UNA FIESTA DE GALA NO ES ESTO!- se alteró Nami. Respiró profundamente al ver la cara de terror que puso el pobre Gaishomaru-san.- Lo siento, entonces ¿debemos ponernos el bikini para ir adecuadas?

- Sí...sí...si sus excelentísimas personas quieren, claro...- dijo asustado el alcalde.

- Navegante-san, vamos a cambiarnos que hemos traído ropa suficiente. Muchas gracias por la explicación, alcalde-san.- dijo Robin sonriendo amablemente.

- Pero Robiiin, yo que me había puesto guapa y elegante...- se enfurruñó Nami mientras volvían por donde habían venido.

Pasaron unos minutos y ellas ya estaban con el bikini enfundado, súper sexys ellas, dispuestas a disfrutar de la fiesta al máximo. Como era en su honor sería una desconsideración no aprovecharla. Se acercaron a la piscina y observaron cómo estaba el patio. Podían ver a Luffy haciendo el gamba con Ussop y Chopper que se habían quitado los trajes e iban en ropa interior. Sanji estaba estirado en una tumbona intentando no caerse por el sedante y Zoro estaba en una esquina sentado en el suelo bebiendo sake a punto de sobarse. Fueron a un puesto de barbacoa y pidieron algo de comida.

Cuando Luffy vio a Nami acercarse a la piscina tuvo de nuevo esa sensación, un sentimiento extraño, su presencia lo ponía tan nervioso que su primer impulso fue salir corriendo a la piscina haciendo ver que no le pasaba nada. Decidió dejar de mirarla y seguir jugando y comiendo, así parecía que podía calmar esa sensación. Pero no podía evitar mirarla de reojo de vez en cuando y más cuando hombres altos y musculosos hablaban con ella.

- Qué más me da a mí que vaya con un bikini ajustado y que los hombres pululen a su alrededor...-se cuestionó Luffy en silencio intentado no mirarla.- Si es más de lo mismo, además que yo la he visto desnuda y la he tocado y ellos no.- al pensar esto sintió un extraño calor en sus kintamas.- ¿Eh? ¿Qué pasa? ¿Por qué se está estirando otra vez sin que yo quiera?- se preguntó en voz baja cogiéndose del calzoncillo y mirándose sus partes nobles.

- ¡Luffy! ¿Qué haces mirándote eso en medio de la piscina?- le preguntó Usopp mientras se acercaba a él comiéndose un trozo de carne.

- ¡Usopp! Es que mi mini rey se está estirando solo... ¿qué hago para que me haga caso?- preguntó lastimeramente el capitán.

- Bueno Luffy, para empezar no deberías hacer esto delante de la gente, no puedes ir mirándote tus kintamas rodeado de personas.-respondió Usopp mientras pensaba en qué le podía estar pasando a su capitán ya que lo suponían asexual perdido.- Además –Usopp le dio un sopapo que le mandó la cabeza un metro hacia delante- ¡NO ME PREGUNTES A MI ESAS COSAS!- exclamó el tirador yéndose corriendo.

Luffy todavía más confundido, buscó con la mirada a sus otros nakamas para hacerles la misma pregunta. Encontró a Zoro bebiendo, sentado algo apartado de la fiesta. Se encaminó hacia él sin notas las miradas que la gente le echaba a sus partes ya que había salido del agua sin disimular.

- ¡Por kami-sama, Luffy, haz algo con tu pequeño amigo!- exclamó Zoro al ver el percal de su capitán acercándose y la gente señalando el bulto más que evidente de sus pantalones.

- Pero Zorooo, ¡es que no me hace caso y no sé qué hacer!- respondió haciendo pucheros el capitán.

- Baka senchou... no puedo explicarte estas cosas sin beberme dos jarras más de sake.- dicho esto se levantó cogió dos más y volvió a sentarse frente a Luffy. Se las bebió en un santiamén y le dijo- Luffy...escucha...para que te haga caso y vuelva a ser normal lo que tienes que hacer es cogerla y seguir tus instintos.- explicó medio avergonzado el espadachín.

- Vale, gracias Zoro. Shishishi- y acto seguido se metió la mano en el pantalón.

- ¡PERO QUÉ HACES CARA MOCO! ¡HAZLO EN PRIVADO, DONDE NO HAYA NADIE! ¡AHO!- gritó Zoro al presenciar esa perturbadora escena.

- ¡Hai, Zoro!- exclamó Luffy corriendo al interior de la casa. Subió a su habitación y se sentó en la única cama disponible que había.

Como le había aconsejado el espadachín, cogió a su amigo y se quedó ahí.

- ¿Nani? ¿Y ahora qué? ¿Instintos...?- El capitán se quedó pensativo y de repente se acordó de lo que Nami le había hecho. Su mini rey creció más, él sintió de nuevo ese sentimiento y pensando en lo que había pasado imitó los movimientos que había hecho su navegante.

La sensación que le recorrió fue parecida a la de entonces, pero no tan fuerte. Siguió agarrándosela fuerte y moviendo la mano arriba y abajo, cada vez más rápido, sorprendiéndose a sí mismo, de su boca salieron sonidos extraños. Pero aquello no bajaba, más bien todo lo contrario. Al cabo de un cuarto de hora dándole que te pego, lo dejó frustrado y enfurruñado y fue corriendo a echarle la bronca a Zoro porque no había funcionado y ahora estaba mucho más estirada.

Al pasar entre la gente volvían las cabezas, el bulto que llevaba Luffy era más de visible, parecía una tienda de campaña, casi literalmente. Cuando llegó donde estaba Zoro, él se quedó mirándole perplejo.

- ¿Qué haces aquí otra vez y con esa diana para la vista en los pantalones?- preguntó extrañado.

- ¡Zorooo! Me has engañado, no ha bajado, ¡ha crecido más!- contestó apenado el capitán.

- Kami-sama... ¿por qué me has dado un baka por senchou...?- murmuró Zoro.- Vamos a ver... ¿te has tocado como te he dicho?- preguntó.

- ¡Hai! Y he estado un rato, pero nadaaaa...- respondió triste.

- Vale... ¿Cuándo se te ha estirado sola?- inquirió el espadachín para llegar al fondo del asunto.

- Pues... cuando estaba en la piscina y he visto a Nami...-dijo pensativo.

- Vaya...esto no me lo esperaba...-pensó Zoro- Entonces, sólo ella puede ayudarte a solucionar tu problema, Luffy.

Al escuchar esto se puso nervioso, desde lo que había pasado no podía mirarla a los ojos y no ponerse hecho un flan.

- ¡Arigatou Zoro! Hablaré con ella.-dijo un poco asustado mientras se alejaba.

Se fue a un puesto de carne y estuvo atiborrándose pensando en cómo hablarle de su problema sin morir en el intento, ya que Nami podía vénganse de nuevo de él y esta vez podría ser peor. Se estremeció de miedo sólo de pensarlo.

A todo esto, los demás miembros de la banda estaban disfrutando al máximo de la fiesta: Zoro se durmió en cuanto Luffy le dejó en paz, Usopp, ebrio de sake, se pudo a cantar sus alabanzas y aventuras, Chopper le seguía bailando, Robin y Nami disfrutaron de las atenciones de los hombres apuestos de la isla y a Sanji le habían atiborrado a comida y sake porque no podía moverse y ahora estaba comatoso en la tumbona.

Cuando mucha gente se había ido a dormir a sus casas, los Sombrero de Paja decidieron retirarse a dormir puesto que al día siguiente iban a tener que investigar al demonio que aterrorizaba a los habitantes.

- Venga, todos a dormir que ya es hora.- ordenó Nami nada más subir las escaleras que conducían a sus habitaciones.

- ¡Haii~~!-respondieron todos borrachos. Chopper y Usopp llevando a Sanji se metieron en su habitación y Robin y Zoro entraron a la suya.

- Luffy, vamos.- dijo Nami cogiendo del brazo al capitán.

Al entrar en la habitación la navegante se acordó de golpe que sólo les quedaba una cama.

- Mierda...-pensó Nami.- A ver, tú al suelo y yo a la cama.

- ¿Naniii?-exclamó lastimeramente Luffy. Le miró con carita de pena.

- Bueeeno...pero a un lateral y lejos de mí.-contestó ella pensando que el sake le estaba nublando la razón.

Los dos se metieron en la cama y Luffy al fijarse otra vez en sus curvas se dio cuenta de que sus preciadas partes volvían a estirarse misteriosamente. Se acordó de lo que dijo Zoro y le susurró a Nami:

- Nami... mi amigo se estira solo cuando te miro y no sé por qué... Zoro me ha dicho que tú me ayudarías a solucionar el problema. Shishishishi-dijo Luffy todo inocencia.

- Luffy...entiendo que me digas eso después de haber sufrido mi venganza y que no entiendas nada. Con lo de antes sólo quería provocarte y tontear. Lo que tú me pides es algo que sólo se hace con la persona que amas. No puedo ayudarte si sólo quieres que te baje el calentón. Oyasumi, senchou.


Y dándole un beso en la mejilla, se dio media vuelta y se quedó durmiendo, dejando a un Luffy todavía más perplejo y desconcertado.

Historia larga de One Piece: Fukano Densetsu (La leyenda imposible) - Cap. 6

Disclaimer - One Piece y sus personajes pertenecen a Eiichiro Oda

Fukanō Densetsu

Capítulo 6.- Venganza

Nami y Robin se encaminaron hacia la zona de comercios que tenía el pueblo. Mientras miraban ropa y zapatos estuvieron marujeando sobre los recientes acontecimientos.

- Bueno, Robin… ¿Vas a contarme qué ha pasado en vuestra habitación?- preguntó Nami con una mirada pícara.

- Navegante-san, eres demasiado curiosa. Te lo contaré si tú me cuentas qué ha pasado con el capitán-san antes, esos gritos no eran normales…- respondió Robin con una sonrisa.

- Tsk…estas ropas no son de nuestra talla… ¡Disculpe! ¿No tiene tallas más grandes? ¿Unas que nos entren a nosotras?- preguntó Nami al tendero- Lo que ha pasado es que voy a matar a Luffy, o mejor… tengo que vengarme como sea.

- Lo siento señorita, sus tallas son muy raras y no las usamos en este pueblo. Me temo que va a ser imposible que encontremos algo para ustedes.- respondió apenado el comerciante.

- Mierda, tendremos que reutilizar alguna prenda que tenemos en el barco para esta noche, menos mal que teníamos que ir de todas formas. Gracias tendero-san.- dijo Nami con voz gélida al pobre hombre.

Y dicho esto salieron de la tienda y pusieron rumbo al barco continuando su conversación.

- Pero navegante-san… ¿Qué te ha podido hacer el capitán-san para que lo hayas mandado a volar y quieras vengarte?- preguntó inocentemente la arqueóloga.

Ante esa pregunta Nami se puso muy roja.

- Pu-pues me…tocó…un pecho…- susurró la navegante toda sonrojada.

- Jujujuju qué mona. ¿Y quieres vengarte de él por eso?- preguntó Robin.

Nami la fulminó con la mirada y dijo:

- Sí, quiero que mi venganza sea terrible. Pero no se qué hacer puesto que Luffy tiene la libido por debajo de los pies. Quizá simplemente debería matarlo y ya está.- concluyó la navegante con un aura oscura.

- Bueno, se me están ocurriendo algunas cosas, y hasta que no lo intentes no sabrás si le afectan o no… ¿Quieres saberlas?- preguntó Robin.

- No se…en verdad no estoy muy convencida de que yo podría hacerle algo…aunque claro está, ahora soy más fuerte…jum…sí, cuéntame qué piensas. Pero que sepas que no se me olvida que me tienes que contar qué ha pasado entre Zoro y tú.- decidió Nami.

- Muy bien navegante-san, esto es lo que podrías hacer…- siguió la arqueóloga medio ignorando a Nami.

Siguieron tramando un rato más hasta que llegaron al barco, subieron y buscaron a sus nakamas para informarles sobre los acontecimientos y avisarles de que estarían en esa isla unos días más.

- ¡Fraaankyy! ¡Broookk!- llamó Nami.

- ¡Ooiii! Onee-san, ¿ya habéis vuelto?- preguntó Franky saliendo de su taller.

- Yohohoho, Nami-san, Robin-san, ¿Serían tan amables de enseñarme sus braguitas?- preguntó a su vez Brook consiguiendo que la navegante le diera una patada que lo mandó cerca del mascarón de proa.

- Se echaba de menos a nuestros queridos nakamas y sus frases.- comentó Robin con una sonrisa.

- Tsk, estoy rodeada de pervertidos.- dijo Nami para sí.- No hemos venido porque hayamos terminado los recados. Vamos a tener que quedarnos unos días más para investigar la isla además de que todavía no hemos podido comprar los suministros para el barco. Esta isla es algo misteriosa y queremos saber qué pasa. Pero, según los aldeanos, hay un demonio así que tened mucho cuidado y si tenéis que levar anclas y huir hacedlo. Nos encontraremos aquí dentro de dos días, os hayáis tenido que ir o no.- explicó la navegante.

- De acuerdo, onee-san, pero no os olvidéis de traer varios barriles de cola. Estaremos vigilando el Sunny, ¡nada le pasará mientras yo esté aquí!- declaró Franky.

- Muchas gracias carpintero-san. Os encargamos en barco. Navegante-san, vamos a por las cosas que necesitamos.- dijo Robin.

- Claro que sí onee-sama. Enséñame más de tu sabiduría.- respondió Nami con estrellitas en los ojos.

Y ante la cara de desconcierto de Franky que estaba pensando en lo raro del comportamiento de Nami, se metieron en el cuarto de las mujeres. Al cabo de una hora salieron con distinta ropa y cargadas cada una con una bolsa. Se despidieron de sus nakamas (obviamente Brook se llevó otra patada porque volvió a preguntar lo mismo), y se pusieron en camino hacia el ayuntamiento.

Yendo hacia su estancia veían a la gente correr de un sitio a otro, todos estaban emocionados se notaba que su llegada había causado gran revuelo y además se les veía felices. Habían traído esperanza con sólo su presencia. Pero había algo raro, los que se encaminaban hacia el ayuntamiento iban en traje de baño. Ellas lo achacaron a una más de las rarezas de aquella isla. Cuando llegaron, fueron cada una a su habitación y se dispusieron a arreglarse. Zoro seguía durmiendo cuando Robin entró pero Luffy no estaba en la habitación. Nami supuso que tardaría un rato en volver ya que lo había enviado volando un pelín lejos, solo esperaba que no hubiera caído al agua.

Cuando Nami ya estaba casi lista, apareció Luffy hecho un desastre.

- Por kami-sama Luffy, estás asqueroso. Prepárate para la fiesta, rápido, que en pocas horas dará comienzo el banquete y tú ni siquiera tienes ropa para ello…ains…qué cruz…- suspiró la navegante.

- ¡Es por tu culpa que yo esté así, Nami! ¡Me has pateado muy lejos y he tenido que volver andando y a veces huyendo de los animales del bosque! ¡Eres un demonio!- exclamó el capitán enfurruñado.

- A sí, me debes cien mil berris. Vete a arreglarte o te vuelvo a pegar.- amenazó Nami.

- ¡Hai, señora!- Luffy se metió corriendo al baño.

Mientras la navegante estaba retocándose el pelo y el maquillaje en el espejo que estaba al otro lado de la habitación, pudo observar en el reflejo que la puerta del baño estaba abierta, y que un despistado Luffy se estaba desvistiendo con toda tranquilidad. Nami aprovechó para recrearse en aquellos músculos.

- ¡Luffy! ¡Cierra la puerta que te estoy viendo todo, maldita sea!- ordenó la navegante.

- ¿Entonces, estamos en paz? ¿Me perdonas la deuda? Shishishishi- preguntó el capitán.

- ¡URUSAI BAKA SENCHOU!- exclamó Nami lanzándole el cepillo del pelo que Luffy esquivó por poco y se quedó clavado en la pared. El capitán cerró la puerta corriendo pensando en evitar más objetos volantes no deseados.

La navegante se quedó mirando la puerta pensando en aquella salida que había tenido el capitán, ¿Había dejado abierta la puerta a propósito para que ella lo viera y así librarse de la deuda? No creía que al estúpido e inocente de Luffy se le hubiese ocurrido tal treta.

Se quedó un rato sentada en la cama sumida en sus pensamientos y venganzas hasta que el capitán salió de la ducha con la toalla envuelta en las caderas y el pelo mojado. Nami se quedó mirándole disfrutando de las vistas.

- ¿Piensas vestirte, baka?- preguntó la navegante con cara aburrida.

- Mmmm… creo que de momento no. Pensaba que te gustaba verme así por la cara que has puesto antes…shishishishi- dijo todo inocencia el capitán.

Nami solo se puso de pie de un salto y lo empujó a la cama. Pensó que sería un buen momento en aplicar las enseñanzas de Robin-sama.

- Oi Nami, ¿Qué haces?- preguntó extrañado Luffy.

- Vengarme…- contestó la navegante con una sonrisa malvada.

- ¡Nooo, Namiii, no me mateess!- pidió el capitán todo asustado.

La mujer ignorando al pobre chico, aprovechando que era más fuerte, le cogió las manos y las subió por encima de la cabeza del capitán y usando los poderes de él, las ató al cabecero de la cama, impidiéndole cualquier escapatoria. Luego le puso bien la toalla, no podía permitirse distracciones. Se levantó y admiró su obra: Luffy tumbado boca arriba en la cama, con las manos atadas al cabecero y la toalla cubriendo lo importante.

- Ahora empieza tu sufrimiento muajajaja…-Nami estaba metida en su papel.

- ¡Oi Nami! ¡Suéltame!- pidió Luffy con miedo.

- No, no, no. Ahora vas a ver las consecuencias de haberme tocado un pecho sin mi consentimiento.- declaró la navegante. Luffy se encogió perceptiblemente al escuchar sus palabras.

Nami se subió a la cama y se sentó a horcajadas encima de él, justo donde estaba la toalla. Ella que llevaba un vestido largo de noche rojo de palabra de honor, abierto en la zona inferior hasta casi la cadera izquierda, le permitió acomodarse perfectamente.

- Mmmm… con que tocándome un pecho para que te cobre con razón, ¿Eh? Entonces, si quieres pagarme la deuda con la misma moneda…vamos a hacerlo.- dijo Nami con una sonrisa picarona. Luffy tragó saliva audiblemente.

La navegante se inclinó poco a poco mirándole a los ojos y empezó a lamer poco a poco el pezón derecho mientras le manoseaba el pectoral izquierdo, disfrutando de la firmeza del músculo. ¡Qué bien se lo estaba pasando! Nami pudo notar que Luffy empezaba a respirar un poco más deprisa. Ella siguió lamiendo hacia abajo, hacia los abdominales, ahí paró y levantó la cabeza para observar a su capitán. Él estaba mudo, con los ojos muy abiertos de sorpresa. Nami sonriéndole, se levantó y se sentó al lado de él.

- ¿Qué te pasa Luffy? Todavía no he terminado, no te sientas aliviado, que tu sufrimiento no ha acabado.- amenazó Nami.

- Nami…- solo pudo contestar Luffy con la voz ronca.

La navegante acarició ligeramente el bulto que se notaba en la toalla, el capitán jadeó repentinamente. Nami sonrió y volvió hacerlo, esta vez tocó bien, subiendo y bajando por encima de la toalla.

- ¿Qu-qué me estás haciendo? ¡No-no toques mis kintamas!- consiguió articular Luffy entre los jadeos que emitía.

- ¿Por qué no iba a hacerlo si estás a mi merced? Esto es parte de las consecuencias…- dijo Nami sugerente. Entonces quitó la toalla de golpe y salió a la luz que Luffy no era tan asexual como siempre habían pensado, al parecer en esos momentos su mini-Luffy estaba contento.- Mmm…capitán…no eres tan niño como yo creía…- comentó la navegante.

- ¡Pues claro que soy un hombre! ¡Pero desátame! Ya he aprendido, señora.- dijo Luffy muy formal.

- No, no, esto se termina cuando yo diga muajaja.- Nami empezó a acariciar el miembro poco a poco haciendo sufrir al capitán, mirándole a la cara y regocijándose de tener el poder. Le dio más brío a sus caricias, impuso un ritmo lento, arriba y abajo, luego aumentó la velocidad. Luffy no podía hablar ya, solo emitía intensos jadeos con los ojos cerrados. La navegante cuando creyó que ya había disfrutado bastante, se detuvo, le lamió la punta y se levantó. Le tiró la toalla encima le desató los brazos y dijo:

- Creo que dejarte así va a ser suficiente venganza…-declaró Nami.

Luffy estaba muy caliente, tembloroso, confundido, puesto que él nunca había experimentado nada de ese calibre. Ciertamente se sentía un poco bastante molesto, pero no sabía si se debía a que Nami lo había atado, o a lo que le había hecho después en sus kintama. La miró con carita de pena.


- No Luffy, no voy a dejar que termines. Esto es lo que quería.- y dicho esto se miró al espejo para comprobar que iba perfecta y salió de la habitación no sin antes avisar al capitán de que se diera prisa en arreglarse. Luffy se levantó tambaleante de la cama y se fue a darse una ducha helada, a ver si ese calor sofocante que le invadía conseguía hacerlo desaparecer.

Historia larga de One Piece: Fukano Densetsu (La leyenda imposible) - Cap. 5

Disclaimer - One Piece y sus personajes pertenecen a Eiichiro Oda

Fukanō Densetsu

Capítulo 5.- Eventos Inesperados.

- ¡¿Kōhō Shima?!- exclamó Nami.

- Hum…eso explica muchas cosas, por no decir todas…- dijo para sí Robin.

- Sí, tiene este nombre, porque el diablo quiere. ¡ALERTA! Él hace que todo sea como es. Aunque desde que tengo uso de razón todo ha sido así. ¡ALERTA! Mi abuelo me contaba historias de nevadas en esta calurosa isla, de cómo animalitos tan simpáticos como Bobby dominaban la isla a base de fuerza y de extranjeros que visitaban nuestra isla todos los días. ¡ALERTA! Pero claro, nadie recuerda eso o no quieren recordarlo por miedo al demonio.- explicó Gaishomaru.

- ¿Por qué tenéis tanto miedo a ese que llamáis demonio?- preguntó Usopp.

- Porque controla todo. ¡ALERTA! Cada vez que intentamos salir de la isla, de repente aparece un tornado, o una ventisca, o una tormenta de rayos, que duran mínimo una semana. Así que no podemos salir de aquí, pero tampoco entra nadie. ¡ALERTA! Por eso estamos tan contentos, porque habéis entrado, eso nos da esperanza, la esperanza de poder salir de la isla. Pero me preocupa qué ha podido distraer tanto al diablo para que no os haya podido detener. ¡ALERTA! Quizá es algo que nos afecte a todos, pero tarde o temprano aparecerá, así que estad preparados. Pero, basta de tanta charla deprimente, ¡celebremos! ¡Hoy es un día especial! Mañana ya nos preocuparemos ¡ALERTA!- dijo el alcalde.

Continuaron con la comida un rato más. Con los típicos percances de la banda: Luffy robando comida a todo aquél que se despistaba, Zoro y Sanji compitiendo por ver a quién le robaba menos comida el capitán, Nami y Robin charlando con el alcalde sobre el pueblo, los comercios y posibles ruinas históricas, y Usopp con Chopper haciendo bromas y burlándose de Luffy con palillos desde la nariz a la boca.

Cuando la comida y bebida dejaron de correr, todos estaban agotados, literalmente, de engullir, hasta Luffy estaba cansado e inflado.

- Os veo algo empachados, mira que os he advertido que esta noche habrá banquete. ¿Podréis con tanta comida? ¡ALERTA!-les dijo Gaishomaru.

- ¡Pues claro que sí!- exclamó Luffy con baba cayéndole de la boca.

- Yo sigo teniendo mucho apetito, ¡pero de chicas guapas! ¡Mellorineee! ¡Esperadme que esta noche estará vuestro Sanji-kun para daros amor!- fantaseaba el cocinero mientras le bajaba un hilillo de sangre de la nariz.

- Tsk…ya está otra vez este kuso ero-cook sangrando por la nariz, ¡Oi Chopper! ¿Quieres que lo deje inconsciente hasta mañana?- dijo Zoro con una sonrisa malévola.

- Urusai, kuso baka kenshin. No comprendes cómo hay que tratar a las mujeres. Tú no conseguirías ligarte a una mujer ni aunque se te tirara encima una desnuda. Vete a emborracharte y a dormir la mona, y deja trabajar a un auténtico caballero.- contestó Sanji.

- ¿¡Nanii!? Y qué más da si no se cómo ligar, lo único importante para mí es ser el mejor espadachín del mundo.- dijo Zoro todo digno. Al decir esto, se escucho un imperceptible suspiro por la zona de las chicas, que sólo Nami supo interpretar.

- Tú te lo pierdes, y más para mí. ¡VENID A MÍ, MIS QUERIDAS LADIEEESS!- se emocionaba un Sanji muy pervertido. Chopper viendo el percal de que Sanji cada vez estaba sangrando más y más decidió cortar por lo sano: le dio un puñetazo y lo dejó K.O.

- Yosh, así no tendré que salir corriendo en busca de su tipo de sangre, por ahora.- dijo el doctor.

- Oi Chopper… podrías haberme dejado a mí, que quiero experimentar eso de que soy más fuerte…-dijo triste Usopp.

- Jujuju, qué drástico eres doctor-san. Pero no creo que debamos preocuparnos por él en la fiesta. No hemos visto ninguna mujer en el pueblo que pueda atraer al cocinero-san.- comentó Robin.

- Etto… Nami-san…tenéis una tripulación un poco rara… ¡ALERTA! Tu capitán se ha hinchado cual globo mientras comía y robaba. Y los dos hombres rudos no paran de pelear, y ¡para colmo uno es un pervertido! Además del animalito que es vuestro doctor… ¡pero de él no digo nada que da miedo! ¡ALERTA!- dijo el alcalde a la navegante.

- Sí…son todos un poco raros y están bastante locos- dijo Nami con una gota cayéndole por la cabeza- Pero todos son muy buenos, siempre están ahí cuando se necesitan. El capitán nos protege de cualquier peligro y siempre podemos contar con él, aunque parezca tonto, un crío y débil, en realidad es súper fuerte.- terminó con un brillo de orgullo en su mirada.

- ¡Gracias Nami! ¡Pero yo no soy un crío!- exclamó Luffy. Sorprendentemente había prestado atención a algo.

- ¿Nani? Maldición, me ha escuchado… ¡Muere!- Nami le lanzó tal puñetazo que lo envió a la habitación de al lado atravesando la pared.- Gomene, Gaishomaru-san, Luffy te pagará los desperfectos.- dijo la navegante con una enorme sonrisa.

- Sí, sí, cómo no…esta también esta pa'llá…- dijo para sí el alcalde. Dio unas palmadas, atrayendo la mirada de todos y dijo- ¡ALERTA! Mis ilustres invitados, seguro que están agotados de tanta emoción de la mañana, déjenme mostrarles sus habitaciones.- y dicho esto se levantó y se dirigió a otra zona de la casa en la que estaban las escaleras.

Todos se levantaron y le siguieron. Al subir las escaleras vieron un pasillo en el que los laterales tenían dos puertas. Gaishomaru se colocó en mitad del lugar y dijo:

- Estas cuatro habitaciones serán las suyas. ¡ALERTA! Recomiendo muy encarecidamente, que ninguno duerma solo, porque el demonio podría atacar por la noche y él es muy fuerte. Cada habitación tiene su propio baño. Ahora os dejo que os acomodéis. ¡ALERTA! Yo voy a preparar la fiesta de la noche. Será una celebración de gala, supongo que sabéis qué significa. ¡Descansad que necesitaréis las fuerzas! ¡ALERTA!-y dando media vuelta, bajó por las escaleras y lo perdieron de vista.

- ¡Muy bien! ¡Minna! Nos repartiremos las habitaciones como las parejas que habíamos acordado esta mañana. Y ni una queja quiero.- ordenó Nami- Robin, después de acomodarnos, ¿vamos a la calle comercial y compramos ropa para la noche?- preguntó la navegante a la arqueóloga.

- Por supuesto, navegante-san, la fiesta será de gala y hay que hacer honor a nuestro querido anfitrión. Además, tendremos que pasar por el barco para informar a nuestros nakamas que tardaremos un poco más en volver. No quisiéramos que se preocuparan.- razonó Robin.

- Tienes toda la razón, después de comprar ropa, pasaremos por el Sunny. Ahora bakatachi, ¡todos a descansar! Vamos Luffy.- dijo Nami.

Usopp y Chopper con Sanji arrastrando se metieron en la habitación de la izquierda, Zoro y Robin se dirigieron hacia la siguiente en la izquierda y Nami y Luffy se quedaron en la primera de la derecha. Cuando entraron en las habitaciones pudieron observar que eran bastante acogedoras. Disponían de dos camas, una de matrimonio y otra individual. Además tenían un aseo bien dotado.

- Luffy, yo me quedo con la cama grande y tú te quedas con la otra.- ordenó Nami.

- Pero Naaaamiii, ¡yo quiero la cama grande para poder hacer la croqueta y rodar!- dijo Luffy contento.

- ¡Baaaka! Ni se te ocurra causar problemas en la habitación ni ensuciarla trayéndote comida. Si veo lo más mínimo de esto, tendrás un horrible castigo…- amenazó Nami con una aura negra.

- Hai Nami, haré lo que tú digas… ¡pero no me mates!- respondió Luffy con miedo.

- Muy bien, ahora voy a tumbarme un poco a descansar. Ni se te ocurra despertarme y mucho menos te vayas por ahí a jugar y buscar aventuras. Tsk, es que mira que es un crío- dijo Nami acostándose en la cama.

- Pero Namiiiii yo no soy un crío, y además, ¿qué hago yo aquí?- preguntó el capitán.

- Pues descansa, no me hagas atarte, que podría ya que ahora soy más fuerte que tú. No lo olvides.- respondió la navegante acercándose a él con una sonrisa malvada.

- ¡HAI! Me acuesto ahora mismo a descansar.- y dicho esto se tiró corriendo a la cama y ahí se quedó. Nami viendo que Luffy de momento no iba a causar problemas, volvió a la cama y trató de descansar y de no pensar en cierto capitán que dormía (o hacía que) a un metro o menos de ella. Se tranquilizó, más o menos, sabiendo que él no iba a intentar nada, ya que era más asexual que una piedra. Y con estos pensamientos se quedó dormida.

Al cabo de una hora Nami despertó y se giró para comprobar que Luffy seguía en la habitación y que ésta estuviera de una pieza. Para su sorpresa, el capitán seguía en la cama y estaba durmiendo. La navegante decidió despertarlo y avisarle de que se iba con Robin de compras y a avisar a Brook y a Franky de la nueva información.

Nami se acercó a él y le tocó el hombro.

- ¡Luffy! ¡Despierta!- lo llamó zarandeando un poco su hombro.

Pero Luffy en vez de despertarse, levantó el brazo y le agarró un pecho mientras susurraba "Mandarinas…" con una sonrisa tonta desde la que le caía la baba. Por supuesto Nami le soltó tal puñetazo que atravesó la cama y quedó incrustado en el suelo.

- Joder, ahora nos hemos quedado sin la cama pequeña…- pensó Nami algo arrepentida aunque con algo de anticipación por tener que dormir con su capitán.

- ¡IIITEEEEEE! ¿¡Naamiii por qué me has pegado!?- reclamó un Luffy confundido.

- ¡Porque cuando te estaba intentando despertar, me has tocado el pecho!- exclamó Nami sonrojada.

- ¿Eehh? ¿No me irás a cobrar verdad? No lo he hecho queriendo.- dijo el capitán.

- Pues claro que sí te voy a cobrar, aunque no estuvieras consciente lo has hecho así que son cincuenta mil beris.- concluyó Nami.

- Pero si no me acuerdo de haberlo hecho…-dijo lastimeramente Luffy- pues entonces…- el capitán alargó el brazo con su poder la cogió de la muñeca y la pegó de espaldas a su pecho musculoso- ahora me cobras con razón. Shishishishi- y antes de poder reaccionar Nami, el capitán le sobó el pecho con la otra mano. Naturalmente, el infierno se desató en la habitación. Luffy salió volando por la ventana (menos mal que estaba abierta) riéndose a carcajada limpia y se oía el grito de Nami diciéndole que le debía cien mil beris.

Nami roja como un tomate, se metió al baño para darse una ducha fría e intentar olvidar el incidente. Aunque todavía murmuraba que lo iba a matar en cuanto apareciera otra vez. Después de ducharse se dirigió a la habitación donde Robin y Zoro estaban. Tocó a la puerta y ésta se abrió sola, supuso que un brazo fleur le había abierto. Robin estaba en la cama de matrimonio leyendo un libro tranquilamente y Zoro estaba durmiendo en la otra cama, pero lo más raro y sospechoso era que las camas y la habitación en general estaban hechas un desastre. Nami no preguntó, ya se olía qué había pasado, y habló con Robin.

- ¡Hola! Vaya fiesta habéis tenido.- comentó la navegante guiñándole un ojo a la arqueóloga- ¿Te vienes de tiendas y a pasar por el Sunny?- preguntó Nami.

- Claro navegante-san, me doy una ducha rápida y enseguida estoy contigo.- respondió Robin con una sonrisa misteriosa.

- Muy bien, te espero abajo, en la entrada.- dijo Nami. Luego se dio la vuelta y salió de la habitación.

Pasados un cuarto de hora apareció Robin por las escaleras. Bajó y se reunió con Nami en la entrada.

- ¿Vamos, navegante-san?- preguntó la arqueóloga.

- ¡Sí! Vamos a estafar a unos cuantos tenderos. Y no te vas a escaquear de contarme qué ha pasado con vuestra habitación.- comentó Nami con la mirada curiosa.


- Jujujuju eres muy observadora…ya veremos navegante-san…- respondió evasivamente Robin.

Historia larga de One Piece: Fukano Densetsu (La leyenda imposible) - Cap. 4

Disclaimer - One Piece y sus personajes pertenecen a Eiichiro Oda

Fukanō Densetsu

Capítulo 4.- ¡ALERTA! Aparece el jovencísimo mandamás.


En cuanto las puertas se abrieron de par en par pudieron ver el pueblo. Podían ver que desde la puerta arrancaba la avenida principal que seguía recta hasta el otro extremo de la villa. A los laterales habían comercios de todo tipo en donde los cuales algunos tenderos gritaban a los que pasaban por allí para que les compraran. Detrás de estos edificios principales, se hallaban las casas de los habitantes. Mirando hacia la derecha, había un descampado, con vallas alrededor. Y para consternación de todos, menos de Zoro, mucha de la gente estaba tirada en el suelo durmiendo a pierna suelta. Pero esta gente sólo eran niños, así que dentro de lo que cabía no era tan raro. Lo que sí era extraño, era que no solo en el descampado estaban durmiendo, sino que también había otros que estaban por el pueblo tirados por las calles, metidos en buzones, en los tejados…parecía que los críos de este pueblo tuvieran la enfermedad del sueño.

Los Sombrero de Paja estaban estupefactos ante tal visión. Por eso Nami preguntó al niño-soldado:

- Etto…guardia, ¿por qué todos los niños están durmiendo?

- ¡Porque están entrenando! Todos los que veis durmiendo, son soldados o futuros soldados.- contestó orgulloso el niño.

- Ah… con que entrenando… ¡¿Entrenando?! ¿Naniiiii?- dijo la tripulación.

- Sí, nosotros entrenamos así. Cuanto menos hacemos más fuertes somos, es lógico ¿verdad? ¡Su pelirrojísima debe estar todo el día vagueando para ser tan fuerte!- alabó el soldado.

A todos les cayó una gota por la cabeza, menos a Luffy que seguía flipando con los críos sobados y estaba ignorando totalmente la conversación.

- Bueno, veo que aquí tenéis comercios. Nos gustaría reponer nuestra despensa en el barco, pero primero, llévanos ante quien mande en este pueblo.- Entonces Nami se giró hacia la familia de granjeros y dijo- Ya podéis iros. Habéis sido de ayuda, por lo que no os haré nada. Retiraos.

- Muchas gracias su excelentísima. Esperamos que pasen una muy agradable estancia en nuestra querida villa.- y dicho esto, se fueron.

- Muy bien, su ilustrísima. Síganme y les llevaré a la casa de nuestro querido alcalde.- informó el guarda.

Se pusieron en marcha por la avenida principal. Nami no puedo evitar fijarse en las tiendas de ropa. Luffy, obviamente iba dejando un río de saliva detrás de él mientras veía los puestos de comida y restaurantes.

- ¡Robin! Tenemos que venir aquí a comprar y de paso, ganar unos cuantos beris…- propuso la navegante a la arqueóloga.

- Por supuesto, navegante-san. Será un placer.- contestó Robin con una sonrisa de complicidad.

- ¡Naamiii! ¡Comamos algo primero! Nikuuuu- rogó el capitán.

- No, Luffy, no seas pesado, que primero tenemos que saber qué pasa aquí y luego ya iremos a hacer las compras y podrás comer. Y quién sabe, quizá el alcalde de un banquete en mi honor.- dijo Nami con una sonrisa narcisista.

- A mí con que me den un barril de sake, me sobra. No me interesa estar de cháchara con el alcalde rarito de este aún más extraño pueblo.- comentó Zoro.

- Sí, eso, kuso marimo, emborráchate y piérdete.- insultó Sanji- Yo le pediré al alcalde que me presente a muchas chicas bonitas…- dijo un cocinero muy soñador con sangre bajándole por la nariz.

- ¡Sanji! Estamos escasos de transfusiones de tu sangre, así que contrólate un poco.- le reprendió Chopper.

- Buh buuhh, ¡Sanji morirá desangrado porque es un pervertiiiiidooo! Ero-cook.- se envalentonó Ussop sabiendo que él era más fuerte que el cocinero.

- Mientras cumpla mi sueño de ver ladies bonitas y desnudas, yo puedo morir tranquilo.- dijo todo digno Sanji.

- Pero Sanji-kun, mira las mujeres que hay aquí.- comentó Nami.

El cocinero miró a su alrededor y vio que las mujeres jóvenes estaban súper musculadas y tenían el tamaño de Franky, las ancianas estaban arrugadas e iban vestidas como crías y las niñas iban vestidas con escotes y minifaldas. Todo muy perturbador.

- Ya no vale la pena seguir viviendo…- dijo un Sanji deprimido agachado en el suelo.

- Baka ero-cook.- comentó de pasada Zoro. No podía quedarse sin contestarle.

- Sus señorías, si tienen la bondad de seguirme, al final de la avenida principal, pasando todos los comercios, a mano derecha, estará el Ayuntamiento, la casa de nuestro ilustre alcalde Gaishomaru.- informó el guardia.

Después del breve bajón de Sanji, se pusieron otra vez en marcha. Al pasar todas las tiendas, a la derecha se podía observar una plaza con un edificio enorme presidiéndola. La mansión tenía un reloj en la fachada frontal y para entrar había una gran puerta. Bajo el reloj había un balcón muy largo, en el que estaba de pie un niño pequeño observando el pueblo, ya que desde esa altura se podía ver casi toda la villa.

Al entrar en la plaza, el niño saludó al otro niño que había en el balcón, cosa que este le devolvió y acto seguido, entró al edificio.

- A quien acabo de saludar es el alcalde. Vayamos a recibirlo a la puerta del Ayuntamiento.- dijo el guardia.

- ¿¡Nani!?- exclamaron todos.

- ¿Cómo va a ser un niño el alcalde?- dijo Usopp.

El guardia los miró desconcertado, no entendía a que se debía la sorpresa. Él era un niño y era soldado. Se encogió de hombros y siguió andando. Se encaminaron hacia el edificio, atravesando la plaza. Al llegar vieron que el alcalde ya les estaba esperando en la puerta. El niño era pequeño de aproximadamente tres años. Vestía con traje y corbata. Llevaba el pelo corto a lo militar, de color negro y su piel era morena, con una cicatriz cruzándole el ojo izquierdo.

- Ohayo sus excelentísimos visitantes. Gracias a los cielos que han llegado extranjeros. ¡Esto es un milagro! ¡ALERTA! Mi nombre es Gaishomaru y soy el alcalde de este ilustrísimo pueblo. ¡Youkoso a Yume no Mura! Espero que os haya gustado lo poco que hayáis podido ver de camino hacia aquí. ¡ALERTA!- dijo sonriente el alcalde.

A todos les cayó una gota por la cabeza. En este pueblo todos eran súper raros, como diría Franky.

- Er… Sí. Muchas gracias, parece un sitio muy agradable.- contestó Nami un poco desconcertada.

Cuando terminó de hablar el niño trajeado, el guardia se le acercó y le susurró algo en el oído. A lo cual el alcalde respondió sacando un megáfono de quien sabe dónde y entró corriendo al edificio. A los pocos segundos estaba en el balcón llamando a todo el pueblo mediante aquel aparato.

- ¡Venid todos, mi queridos habitantes! Tengo un anuncio que haceros.- llamó el alcalde Gaishomaru. Cuando se hubo reunido una buena parte de los ciudadanos el niño anunció- Quiero informaros que han llegado unos extranjeros desde fuera de la isla. ¡SÍ! Han podido llegar hasta aquí, y son muy fuertes. ¡¿Cómo van a ser estos los demonios que nos tienen aquí atrapados?! Mirad a la chica pelirroja, ¿cómo va a ser alguien tan joven un demonio? ¿¡Acaso pensáis!? Más me parecéis vegetales de lo ignorantes que sois. ¿Tienen pinta de ser los que nos causan nuestro confinamiento? A ver si pensamos más. Además, si ellos han podido entrar aquí…eso significa… ¡QUE PODEMOS SALIR!- exclamó.

La gente reunida en la plaza comenzó a aplaudir, a gritar, a llorar…estaban todos muy felices.

- Oish, me ha llamado joven, qué alcalde tan majo.- comentó Nami.

- Pues…viendo que aquí los jóvenes son los abuelos…yo no me lo tomaría tan bien juajuajua.- se cachondeó Usopp. Por lo cual se ganó un chichón en la cabeza.

Cuando terminó de hablar volvió a meterse dentro del edificio y al poco salió por la puerta donde esperaba la tripulación junto al guardia.

- Buen trabajo, mi querido guardia. ¡ALERTA! Ya puedes volver a tu puesto. Serás recompensado por conducir a nuestros ilustres visitantes ante mí sin hacerles daño.- despidió al niño-soldado.

- ¡Muchas gracias señor alcalde!- dijo el guardia dándose la vuelta y volviendo a su lugar de trabajo en la puerta de la villa.

- Y ahora, por favor, seguidme. ¡ALERTA! Os hospedaréis en mi casa, por supuesto, y habrá un banquete en vuestro honor esta noche.- invitó el alcalde. Dio media vuelta y se adentró de nuevo en la casa.

- ¡NIIIKUUUUUU!- gritó Luffy corriendo detrás del niño-alcalde.

- ¡Luffy! No seas burro y pórtate bien. ¡Eres un crío! Kami-sama, dame paciencia.- rogó Nami.

- ¡Oi Nami! Yo no soy un niño. ¡Soy un hombre! Shishishi.-dijo Luffy deteniendo su carrera y girándose.

- Mientras estemos en esta isla y yo sea más fuerte que tú, serás un crío.- sonrió de forma burlona Nami pasando a su lado y dejándolo atrás.

- Un banquete en nuestro honor… ¡Ahí definitivamente tiene que haber chicas guapas! ¡Les cocinaré lo mejor para mis mellorines! Y ellas me lo agradecerán con esto…y con lo otro… y con…- Sanji salió volando por el chorro de sangre que súbitamente empezó a manar de su nariz.

- ¡Oi Chopper! Nuestro ero-cook de mierda está otra vez a punto de morir por ser tan pervertido.- avisó Zoro.- Yo me adelanto, a ver si me dan una buena botella de sake y me dejan dormir tranquilamente.

- ¡Saaaannjiiiii!- gritó Chopper.- ¡Aguanta! Usopp, ayúdame a ponerle la transfusión. Esta es la última, vamos a tener que preguntar por el pueblo por el tipo de sangre de Sanji ¡Porque como le vuelva a pasar esto se nos queda tieso…!- dijo el doctor entre lágrimas.

- Con cuidado Chopper, recuerda que somos más fuertes y el colmo sería que lo matásemos nosotros…jajaja. Dale un puñetazo y déjalo inconsciente para el resto del día. Así seguro que no muere desangrado.- bromeó Usopp ayudando con delicadeza a Chopper.

- Jujuju si os sirve de ayuda, aquí tenéis más fotos para la rehabilitación de Sanji.- dijo Robin al pasar por su lado dejando unas fotos sugerentes de Nami y ella.

- ¡Muchas gracias Robin, qué buena eres!- exclamó Chopper con estrellitas en los ojos.

Cuando todos estuvieron dentro de la casa y con Sanji recuperado, el alcalde Gaishomaru los invitó a comer.

- Mis ilustres invitados, ya casi es mediodía. ¡ALERTA! ¿Les gustaría compartir mi comida?- ofreció.

- Sería un honor, alcalde-san.- dijo Robin.

- ¡SÍII! Dame niku, niku, nikuuuu. Onegai.- dijo esto último mirando de reojo a Nami pensando si lo había dicho adecuadamente, ya que no quería quedar otra vez con la cabeza empotrada en el suelo.

- ¡Oi! Sake.- dijo Zoro.

- Aceptamos su oferta gustosamente.- aceptó Nami.

- Entonces síganme, ¡ALERTA! Acomodémonos en el comedor. Están a punto de servir la comida.- informó Gaishomaru.

Todos fueron detrás del alcalde. Llegaron a una sala grande donde había una mesa alargada con muchas sillas a su alrededor. Gaishomaru les invitó a sentarse. Cuando todos estuvieron acomodados el niño-alcalde dijo:

- Antes de empezar a servir la comida ¡ALERTA! me gustaría que sus magnánimos invitados se presenten. No se puede comer con gente sin antes presentarse, ¿no creen?

- Tienes toda la razón Gaishomaru-san.- dijo Usopp- Yo soy el Gran Guerrero del Mar, ¡el magnífico Capitán Usopp-sama!

- Shishishishi ¡Yo soy Luffy! ¡El próximo Kaizoku Ou!- se presentó Luffy, que al momento se golpeó contra la mesa- ¡Iteee! Nami, ¿por qué me has pegado?

- Calla Luffy, ¡no puedes ir diciendo esas cosas!- regañó Nami.- Gaishomaru-san no le haga caso a nuestro capitán. Mi nombre es Nami.- se presentó la navegante.

- Yo soy Sanji y este del pelo verde es el kuso marimo, Zoro, un kuso kenshin.- se rió Sanji.

- ¡Urusai! Baka ero-cook… ¿quieres que te corte?- retó Zoro.

- ¡Será un placer patearte hasta la luna, espadachín de pacotilla!- respondió Sanji.

- Jujuju Alcalde-san, no haga caso de nuestros nakamas, siempre son así. Mi nombre es Robin. Encantada.- dijo Robin con una sonrisa.

- ¿Y-y-y q-quién es el monstruo-mapache?- pregunto el niño asustado.

- ¡No soy un mapache, soy un reno! ¡Y no soy un monstruo!- gritó Chopper haciéndose grande.

- ¡OOhh! ¡Qué animalito taaaan mooonoo! ¡Kyaa!- chilló Gaishomaru saltando encima de Chopper abrazándolo como si fuera un osito de peluche.

- ¡Oi Chopper! Encógete que me estás quitando mi sitio.- dijo Usopp.

- ¡Por mucho que me digas mono no me harás feliz, cabronazo!- exclamó Chopper con felicidad mientras el alcalde seguía abrazado a él. Entonces el doctor de la tripulación se encogió para volver a su forma más cómoda ya que estaba molestando al tirador.

- ¡AAAHH! ¡MONSTRUO!- gritó el niño volviendo corriendo a su asiento asustado.

- Gaishomaru-san, no tenga miedo, es nuestro nakama. Se llama Chopper y es nuestro doctor.- dijo aturdida Nami. Esta gente era demasiado rara.- ¿Por qué cuando se hace grande le parece mono?-preguntó curiosa.

- Ah…vale…supongo que está bien…- aceptó el niño- Es que estoy traumatizado, cuando era soldado ¡me atacó un demonio! Era pequeño, blanco y peludo, con orejas muy largas. Él me hizo la cicatriz que tengo en el ojo. Desde entonces tengo miedo a los animales pequeños y peludos…- explicó el alcalde- Y cuando es grande me parece mono ¡porque es muy achuchable! Es más, mi mascota es incluso más grande que él. Os la presentaré. ¡Bobby, chico, ven aquí!- llamó Gaishomaru. 
A la llamada acudió un T-Rex que apenas cabía por la puerta.

- ¡Hola mi cosita! ¿Cómo estás tontorrón? Este es Bobby, todavía es pequeñito, sólo tiene seis meses, pero ya somos mejores amigos. ¡Ven aquí que te abrace!- y dicho esto el alcalde fue corriendo y se enganchó al cuello del dinosaurio abrazándolo tan fuerte que se estaba poniendo azul el pobre animal.
Todos estaban boquiabiertos con los ojos como platos. ¿Chopper en su forma pequeña le daba miedo pero cuando se hacía grande le parecía mono? Y para colmo, ¿tenía un T-Rex de mascota? ¿Qué coño era esa isla?

- ¡Sugooii! ¿Me lo puedo comer, Nami?- preguntó Luffy con estrellitas en los ojos a su navegante.

- ¡Baaaka! No puedes, es la mascota de Gaishomaru-san-respondió Nami- Etto…Gaishomaru-san…Está ahogando a su mascota…-advirtió la navegante.

- ¡Oohh! Es verdad, ¡lo siento Bobby!- se disculpó el alcalde- Es que es tan adorable que no controlo mi fuerza. ¡Buen chico! Ya puedes ir a comer.- el niño se despidió de su mascota y el dinosaurio se fue por donde había venido todavía intentando respirar bien.

- Bueno, bueno, basta de cháchara. Ahora que nos hemos presentado formalmente…¡Qué empiece la comida!- ordenó.

En menos de un minuto de las puertas laterales de la sala empezaron a salir sirvientes con el servicio de cubertería, vasos y platos. Acto seguido salieron otra tanta de personas llevando consigo enormes fuentes de comida y jarras de bebida.

- ¡Uuuuoooo! ¡Sugeeee!- exclamaron Luffy, Usopp y Chopper.

- Ya era hora del sake, necesito algo de alcohol para que no me salga un esguince en el cerebro de tanto absurdo.- refunfuñó Zoro.

- ¡Comed todo lo que queráis! Pero no hincharos, recordad que esta noche es el banquete en vuestro honor.- dijo Gaishomaru.

- Gaishomaru-san, ¿podría contarnos algo sobre esta isla? Para nosotros es muy rara. Además de que el clima de aquí no coincide con el clima de esta zona del Grandline.- preguntó Nami.

- Claro que sí. Esta isla es así porque el demonio jefe lo quiere. Él tiene influencia sobre todo. Por eso es que esta isla es llamada Kōhō Shima.